Pedacito de luna

Hoy (como otros días), la cama y los brazos de mi hija me impedían levantarme. La situación comenzó a complicarse aún más cuando de "reojo" vi que estaba lloviendo. Que cosa más rica! Adoro las mañanas lluviosas y las adoraría aún más si no tuviera que venir a trabajar y pudiera quedarme en cama TODO el día viendo caricaturas con mi nena.

Sin embargo, pese a mis deseos, anhelos y demás agregados, tenía que levantarme y arreglarme para emprender el vuelo matutino y rutinario. Agradeciendo (entre las prisas como siempre) a Dios, por que al fin ya era viernes! Pensando, que tenía que ponerme las pilas, arreglarme rápido, por que tenía que manejar tranquila y no a las prisas, ya que el pavimento estaba mojado y las balatas de la camioneta no andaban del todo bien. Sacrifiqué mi desayuno por unas horas más de sueño y tranquilidad en el camino.

Cuando llegué a mi trabajo, repartí besos a las personas que trabajan conmigo, me preocupé por ver lo que iba a desayunar, me tomé un café inicié a trabajar.

A veces las noticias que puede llegar a recibir una persona, puede impactar a lo largo del día. De repente nos entran (a mi jefe inmediato y a mi) unos lapsus reflexivus intensus. Y de la nada, llegó la noticia de que nuestro Jefe había tenido un infarto. Nos quedamos helados y muy preocupados. No toma, no fuma, come bien, hace ejercicio... pero VIVE EN ESTRES!

Así de sencillo, la vida se nos puede ir en un suspiro, si no nos ponemos las pilas.

Mi papá siempre dice: "Cuando veas la barba de tu vecino cortar, pon la tuya a remojar".