La sensibilidad que desbordo en estos momentos, siempre me hace reflexionar muchos aspectos. Adoro las flores. Mi cursilería y romanticismo es difícil de ocultar. Adoro los pequeños detalles, las sorpresas, adoro toda esa clase de cosas que pueden llegar a hacer sentir a una mujer sumamente especial y única.
Durante el velorio de mi tía, me detenía por momentos a observar la cantidad de gente que había por todos lados. Todos intentando dar su mejor esfuerzo por servir y ayudar, sencillamente por ser un apoyo. Cuando recién llegué, un gran amigo de la familia, con orgullo y tristeza, le hacía un arreglo floral, hermoso … querían que todo fuera especial pues, ella, había aportado sin duda alguna muchas cosas en su vida.
Conforme fueron transcurriendo las horas, la casa se comenzó a llenar de muchas flores, y llego el grado en que ya no sabíamos en dónde acomodar tantas flores. La mezcla del perfume de cada una de ellas, impregnaba el ambiente de tranquilidad, de resignación, de fortaleza.
Para mí, eso fue una verdadera alegría, pues, desde mi punto de vista, eso es una demostración de cuan querida fue esa persona. Entonces yo, me dije a mi misma:
-mi misma, ojalá que el día que yo llegue a partir, me llenen así de flores, y todo sea mágico, único y místico… como mi personalidad.
Hoy, como siempre, me aterrizaron forzosamente de mi mal viaje floriento, pues resulta que una gran amiga me dio el pésame en el trabajo, y bueno, basta decir que cuando le conté de mi experiencia, lo lindo que había sido el ver eso, sencillamente me dijo:
- ¿Cuándo le regalas flores a tu mamá? de seguro solo el día de las madres y en su cumpleaños no?
- Efectivamente, en esas fechas.
- No necesitas una fecha especial para regalar flores. Todo, absolutamente todo lo que tengas que hacer, dar, decir, hazlo en esta vida.
- Cierto, muy cierto…
- Regálale flores a tu mamá.
- Tienes mucha razón. Eso haré.
Y es entonces, donde nuevamente vuelvo a reflexionar en el sentido de que no necesitamos tener una fecha especial, no necesitamos estar celebrando algo, para dar un pequeño detalle, para llenar de alegría el corazón de una madre. Me aterra pensar el día en que se tenga que ir. Por eso, mejor no pienso y disfruto los pequeños momentos.
A una madre, se le debe todo… se le debe la vida, formación, principios, educación… y siempre, siempre, debemos de honrarla… y la mujer que soy, se lo debo a ella, mi querida botita militar, mi madre.
Escasez de tiempo
Hace 3 semanas
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