Pedacito de luna

Recuerdo que cuando era niña, me encantaba un niño, quien era mucho mayor que yo. Nunca supo de mi existencia, ni de mis suspiros y mucho menos de mis sueños locos en donde nosotros eramos los protagonistas de una hermosa historia de amor, en donde vivíamos felices para siempre.

Sin embargo, siempre me quede con su imagen, su forma de caminar, de sonreír, de jugar fútbol, la manera en como se llevaba con sus amigos, era una admiradora de hueso colorado.

Hace unos meses vi su nombre en el facebook y se me ocurrió agregarlo. A pesar de que en ese entonces mi perfil no tenía mi foto, él me aceptó.
Hace unos días lo vi conectado en el chat. No dude ni dos veces y se me ocurrió la grandiosa y aventada idea de saludarlo y bueno,también de refrescarle un poco la memoria en cuanto a mi existencia infantil, sin revelar mis sueños guajiros.

Fue un poco triste, por que él mostró cierta indiferencia a nuestra conversación y bueno, yo también seguí el mismo rumbo. Me desconecté.

Tiempo después, agregue nuevamente mi foto a mi perfil y, ahí estábamos, conectados nuevamente. En esta ocasión, él fue quien inició la charla y bueno, basta con decir que fue más que amable, incluso hasta un café me invitó a tomar.

Hombre tenía que ser.