Pedacito de luna

Aquella noche solitaria, ella estaba sola... esperando (erroneamente) una llamada, o un mensaje, o al menos alguna señal de aquel hombre disfrazado de abril, que le robó el aliento y se adueño de su alma.

Los minutos seguían transcurriendo y ella, sin nada y en la nada se hundió entre el abismo de sus recuerdos, olvidando la soledad, la oscuridad, el peligro de andar sola a las altas horas de la noche, viendo y sintiendo a su vez como las gotas de lluvia nublaban su vista. Quiero pensar, que aquellas gotas de lluvia eran las causantes de que su vista se nublara, pues, por el semblante que tenía, parecíera como si fueran lagrimas camuflajeadas entre el agua.

Cuanto puede durar una mujer parada bajo la lluvia esperando una señal... esperando... esperando, "algo", que tal véz nunca llegará?

Desde mi vehiculo la observaba. Ella con su ropa mojada y yo, con mi ropa seca pero con las mejillas húmedas. Ambas esperando una señal y viendo como el reloj seguía haciendo tic tac y con el pensamiento congelado en la imagen de aquel ser vestido de abril.

La ilusión dura, lo que demora la cera en una vela prendida.
El amor dura, lo que tarda en extinguirse la flama de la misma vela.
Y la Fe dura, el tiempo que demore pegada la cera de aquella vela.
Una vez despegada la cera, solo quedará una mancha, la cual tendrá cierta semejanza con la clásica cicatriz de un corazón herido.
Y con el paso del tiempo... ya no habrá nada.
No habrá dolor. No habrá tristeza.
Lo único que habrá será una cicatriz y un bello recuerdo de aquel hombre vestido de abril, que con el tiempo regresará aquello que se ha robado: el alma y el aliento de su mujer amada.

Me sumergí tanto en mi abismo de recuerdos y de caricias falsas, que olvidé por un momento quien era yo, si la mujer de la calle o la del vehiculo.


Luna Quisan